Jaime Pozo, académico USerena, en entrevista: El intercambio que unió a La Serena con Polonia e incluyó música, literatura y ciencia

La colaboración entre la Universidad de La Serena y Polonia no surgió de un convenio formal ni de una gestión diplomática tradicional. Nació de una conversación casual, de una admiración compartida por la figura del científico polaco Ignacio Domeyko, y se transformó en una significativa relación cultural impulsada desde la región.

Este vínculo comenzó con una visita diplomática motivada por la curiosidad. 

El embajador de Polonia en Chile llegó a La Serena con el fin de conocer el legado de Domeyko, quien en 1838 fue contratado por el gobierno chileno para enseñar química en la zona norte del país, contribuyendo así al desarrollo de la minería nacional.

Jaime Pozo Cisternas, académico, diplomático, cónsul honorario de Polonia en La Serena

“Como el desarrollo de la minería era muy potente en esa época, se necesitaba tener analistas para estudiar los minerales. Y aquí no había profesores de química, entonces se encontró a Domeyko”, relata Jaime Pozo, académico de la Facultad de Ciencias USerena y cónsul honorario de Polonia en la ciudad.

Así fue como el embajador inició una amistad y colaboración con Pozo, quien en ese momento era rector de la Universidad de La Serena.

“Me preguntó, ¿qué sabe usted de Domeyko? Le respondí: hay una calle que se llama Domeyko, un club de fútbol, un pueblo, una cordillera. Todo era Domeyko. Entonces, se quedó con los ojos abiertos. ¿Tan importante es?”.

Polonia y Gabriela Mistral

Dentro de las cosas que hicieron, Pozo destaca cómo dieron a conocer la obra de Gabriela Mistral a los polacos, con memorables resultados. “En la universidad, con el Centro de Estudios Mistralianos, se hizo una obra que se llama Credo”, comentó.
Credo: en polaco y en español es lo mismo. Comparten significado, siendo la misma palabra.

Es una publicación bilingüe, polaco-español, de poesía seleccionada por Gabriela Mistral. Y fuimos a presentarla. El autor leyó la obra. Fue un acto hermoso porque fue en la municipalidad de Cracovia, estaba el embajador de Chile, el embajador de Polonia. Había muchos académicos de las universidades polacas y público”, relata Pozo.

Así fue como el gusto por la emblemática poetisa chilena fue otro punto de unión.

Coros polacos en el Valle del Elqui

“Es interesante, porque más adelante vinieron aquí tres coros polacos, por relaciones con otras universidades. Y fue en distintos años. Todo esto más o menos ocurrió entre el 98 y el 2004”, explica el académico USerena.

Cantando en la catedral, en actividades públicas, pasaron por La Serena, con una parada infaltable que fue el Valle del Elqui.

“Los llevábamos al valle a cantar arriba, casi en la cordillera. Era lejos y venía mucha gente de los pueblos. Gente humilde, tranquila, con una devoción que los escuchaban, eran preciosas las presentaciones. Escucharon hasta con lágrimas. Y después, cuando había que regresar, pasaban a la tumba de Mistral, en Monte Grande, y le cantaban ahí”, recuerda Jaime Pozo, quien lideró muchas de estas gestiones en su doble rol como académico y autoridad consular.

Más que intercambios

En última instancia, el ex rector de esta universidad destaca el gran intercambio entre pares. 

“Varios músicos nuestros fueron allá a estudiar. Hubo matrimonios de polacos con chilenos. Hay que saber eso. Fue realmente una actividad muy potente por los dos lados, porque de allá vinieron también polacos, en música, en ciencia, en minería; y también políticos”, cuenta. 

De acuerdo a Pozo, dada la alta cantidad de visitas, recibieron una visita del Presidente del Senado de Polonia de la época.

Mención en prensa de la época sobre los intercambios para estudiantes gestionados por Jaime Pozo.

“Le organicé una gran reunión con todos los políticos acá. Diputados, senadores. Ha sido beneficioso para el país en el sentido de que se establecen ya colaboraciones internacionales. Sobre todo en un ámbito académico, tratándose de varias carreras”, afirma.

Hoy, si bien la intensidad de las colaboraciones ha disminuido, los frutos de esa conexión siguen presentes. “Yo estoy próximo a jubilarme. Pero este puente entre La Serena y Polonia fue muy real y profundo. Todo comenzó con Domeyko”, concluye.