Un tubo de papel higiénico, una pila de reloj, una luz led y un viejo lector de DVD pueden mostrarte un célula y sus partes gracias al ingenio de un funcionario de la Universidad de la Serena.
 

 

El acceso a la ciencia y a la educación es un desafío para las familias, sobre todo para las que asisten a colegios cuyos recursos no permiten la compra de artículos como un microscopio, esta realidad es más común en escuelas rurales. Dicha problemática fue el motor para Edgardo Mundaca, funcionario del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Serena, quien el 2014, luego de recibir a profesoras y profesores rurales, se enteró que los propios docentes no sabían usar un microscopio por el difícil acceso a estos. 

 

El 2018 los experimentos concluyen, ensayo, error y sobre todo perseverancia llevaron a que luego de cuatro años de trabajo, Edgardo con orgullo muestre cómo con materiales cuyo precio no pasan los 5 mil pesos chilenos podemos ver las celdas de una hoja y organelos celulares a través de la pantalla del celular.

 

 

Hoy en el mercado un microscopio básico comienza su precio en los 200 mil pesos chilenos, uno profesional puede alcanzar los 2 millones de pesos. Gracias a la perseverancia y la motivación de Edgardo con sólo 5 mil pesos podemos conseguir materiales para la fabricación de un microscopio en tu sala o hogar, expandiendo de esta forma las fronteras impuestas por la desigualdad en la educación. El manual para armar tu propio Micro-Hoek se encuentra disponible en la web, en él encontrarás las medidas y especificaciones además visita nuestro canal de Tik-Tok “cienciasuls”, en donde a partir de este miércoles 17 de mayo podrás acceder a más información al tutorial paso a paso.

 

 

Así también Edgardo realiza talleres en la Universidad y en colegios de la Región de Coquimbo para enseñar la construcción de Micro-Hoek, pero no sólo ha tenido relevancia a nivel local, ya que la iniciativa ha sido replicada en colegios de Argentina, México y Colombia. Otro gran logro de este invento fue su aceptación y publicación en la revista de ciencias española Eureka, revista dedicada a la enseñanza y divulgación de la ciencia, perteneciente a la Universidad de Cadiz, España.

 

Por Cristóbal Salazar Campos, estudiante en práctica de Periodismo ULS, Facultad de Ciencias.