Fuente de la noticia: LaderaSur
Jaime Pizarro-Araya se declara endémico de La Serena. Desde muy pequeño que conoció rincones especiales del norte y momentos tan esperados como el desierto florido, siempre con la curiosidad y el interés por los pequeños habitantes que pasaban frente a sus ojos. Con el tiempo, se dedicó a la entomología, especializándose en artrópodos de zonas áridas y semiáridas, contando en su lista de trabajos la descripción de cerca de 30 especies, entre las que se encuentra la vaquita de isla Choros, el primer insecto en ser parte del sistema de clasificación de especies chileno. En esta entrevista, abarca su fanatismo por los artrópodos -el grupo más diverso en la historia evolutiva de la tierra, que incluye insectos y arácnidos, entre muchos grupos-, algunos de sus trabajos más queridos, así como las curiosidades de los artrópodos que están floreciendo junto al desierto en esta época.
A comienzos de los años 80’, los padres de Jaime Pizarro-Araya lo llevaron a conocer el desierto florido. Luego de las lluvias del invierno, llegaron esas grandiosas floraciones que, de alguna manera, marcaron la infancia de un futuro entomólogo (científico que se dedica al estudio de los insectos). Ahí, entre las flores, aves y colores, conoció a montones de insectos.
“Desde muy pequeño mis padres llevaron a la familia a tener contacto con la naturaleza. Creo que de ahí viene todo mi amor y fascinación por ella. Tengo el flashback del desierto florido lleno de vaquitas, que son coleópteros. También íbamos a la playa, a ver peces y aves. Ahí se originó mi amor por la biodiversidad”, recuerda.
Con el tiempo, ese interés lo llevaría a estudiar pedagogía en ciencias naturales en la Universidad de La Serena, siendo actualmente académico e investigador del Laboratorio de Entomología Ecológica de dicha casa de estudios, especialista en artrópodos de zonas áridas y semiáridas. Ha participado en numerosas publicaciones de revistas científicas y también trabajado como editor de la Revista Chilena de Entomología. También ha descrito especies nuevas de artrópodos de Chile, Perú y Argentina, y categorizado algunos según su nivel de amenaza con el fin de su protección.
Este ha sido su camino junto a los artrópodos.
Entrando al mundo de los artrópodos
Cuando Jaime tenía seis años, tomó una abeja Apis mellifera, la clásica amarilla y negra. Como era de esperarse, lo picó. Su tía le aplicó barro en la picadura, una técnica antigua para sopesar el dolor, que algunos ocupan todavía. Desde esa edad tenía la curiosidad por los insectos. Después, en el colegio se interesó en la biología y, cuando entró a la universidad, a sus 18 o 19 años, empezó a trabajar en el laboratorio.
“Inicialmente fui autodidacta. Leía la Revista Chilena de Entomología, sin tener mucha idea en general de algunas cosas. Lo hacía porque en un curso de pregrado te dan un pantallazo, pero cuando tenía espacio, me ponía a leer la revista chilena Entomología para saber más. Imagínate las vueltas de la vida que ahora soy editor asociado”, dice Jaime.
– ¿Recuerdas qué fue lo que te interesó de los insectos?
– Teníamos una pequeña colección de insectos en el laboratorio y siempre me llamó la atención su morfología distinta y su diversidad en general. Me sigue llamando la atención hasta el día de hoy. Creo que es algo notable. Bueno, para hacer este tipo de trabajo, uno tiene que ser un fanático y el fanatismo no se me ha pasado. Va a ser difícil que se me pase porque en todas las expediciones que realizamos, y las que vamos a realizar, uno sigue encontrando sorpresas.
En esa diversidad, está el desafío de reconocer a las especies. Según dice Jaime, nunca va a terminar de catastrar o de tener una visión general de los artrópodos de Chile, incluso si se enfocara solo en el norte: “Haciendo un análisis de los proyectos que hemos realizado, conocemos solo un 20% de la diversidad conocida de artrópodos”.
-Para que se pueda entender mejor, ¿qué es un artrópodo?
-Los artrópodos se refieren a todos los invertebrados que tienen patas articuladas. Ocupan casi todos los ambientes. Dentro de los artrópodos están los crustáceos, milpiés, cienpiés, opiliones, arañas, escorpiones, etcétera. Se separan los dos grandes grupos: los mandibulados -dentro de los que están los insectos- y los que tienen quelíceros.
-Muchos son especies pequeñitas, que pasan inadvertidas. Pero, ¿por qué son tan relevantes para los ecosistemas?
-La relevancia es gigante. Son vitales en la polinización. Hay grupos que son polinizadores primarios como la mariposa, pero también hay grupos polinizadores secundarios, terciarios, como los arácnidos o las langostas. La polinización es fundamental en todos los procesos de floración. Ahora tenemos desierto florido donde los insectos toman un rol clave en esto. Además, muchos artrópodos forman parte de alimentos para los vertebrados y el reciclaje de los nutrientes. Por lo tanto, si uno saca los artrópodos del ecosistema, este se cae. Podríamos listar mucho más, inclusive muchos grupos tienen una importancia religiosa, cultural o socio cultural. Por ejemplo, para los nazcas, paracas, aztecas o los egipcios.
Las especies del norte
En 2002, Jaime y su equipo colectó a la vaquita de isla Choros (Gyriosomus granulipennis), endémica (única) de la isla que lleva en su nombre. La especie se describió en 2004 y se categorizó como Vulnerable en 2009, siendo un ícono en Chile porque fue la primera en tener una categoría de conservación. Se transformó en el puntapié inicial para el trabajo en categorización de artrópodos en Chile. Desde entonces y, hasta la fecha, el dossier que se incluye en la lista es cercano a las 150 especies con información completa. Aún así, la deuda con los insectos sigue siendo grande, porque menos del 1% de especies del país está protegida.
-Hay 150 categorizadas y eso es un porcentaje bajo, pero ¿cuántas especies de artrópodos se calculan para Chile?
– Es una pregunta terrible. Inicialmente nosotros contamos 33.000. Te doy las cifras que existen con el Ministerio de Medio Ambiente y también un trabajo que hizo Mella en el 2018. De estas especies, 15.000 son artrópodos. Pero sigue siendo una cifra sesgada. Claramente nos falta un montón, ósea perfectamente podríamos tener sobre 50.000 especies. En Chile hay lugares donde todavía no se ha estudiado, o muy poco. En esos lugares, como la cordillera o el archipiélago de Juan Fernández, tenemos no cientos, ¡miles de especies por descubrir!
En sus estudios, Jaime trabaja junto a un equipo. Se ha enfocado en taxonomía sistemática y biodiversidad de artrópodos terrestres. En ese contexto, ha descrito 30 especies nuevas de insectos, escorpiones, arañas y ácaros para Chile, Perú y Argentina, además de describir cinco subgéneros. Ha categorizado 30 insectos y tres arácnidos en categoría de conservación para Chile. Y la lista suma y sigue.
-Dentro del trabajo que has realizado, has participado en descripción de nuevas especies, por ejemplo, escorpiones en la Reserva Nacional La Chimba. ¿Qué nos puedes contar sobre esas especies?
-Son especies únicas que viven en ciertas quebradas de la Reserva Nacional La Chimba. Posiblemente estén en un par de otras quebradas, pero no están en otra parte más del mundo. En ese paper también incluimos unas especies nuevas de escorpiones de otro lugar. Y es lo mismo. Al final en el norte de Chile hemos encontrado micro endemismo. Seguro que estamos frente a una diversificación gigante de lugares con una expresión de una biodiversidad única. Nos hemos dado cuenta que, en el origen de las cuencas, los ríos fueron eventos claves de origen de esta diversidad: por mucho tiempo tuvieron un flujo de agua importante y eso originó que las especies quedaran aisladas. Hicimos análisis moleculares en los que concluimos que la formación de estas cuencas fueron eventos importantes en la ubicación de las especies y las islas. También el tema de la isla es un golazo, por ejemplo. En Juan Fernández encontramos una araña que llegó volando. Eso salió publicado en la revista National Geographic.
– ¡Qué interesante!
-Sí, hay ciertos grupos de arañas que lo hacen. Por eso te digo, sobre la fascinación por estos grupos, pasa cuando encuentras cosas así. Por ejemplo, en la isla Chañaral encontramos una araña que vive en una caverna. La especie hermana está en Namibia. Es una araña que es súper antigua, que estaba cuando los continentes estaban unidos. Son relictos de antes de la formación del desierto Atacama.
Especies bajo amenaza
Con todo el endemismo, la historia de estas especies, y las tareas que quedan por delante, para Jaime uno de los grandes temas a abarcar es evaluar el impacto del cambio climático en ellas, de aquí a los próximos 50 años. Son especies que probablemente han pasado por muchos procesos, pero, por lo menos en Chile, no existe ningún registro histórico de aquello. Por ello, actualmente lidera el primer inventario nacional de biodiversidad de Chile (Proyecto Simef, Infor, y el Ministerio de Agricultura), en el cual se han estudiado ocho regiones y encontrado cerca de dos mil especies de artrópodos terrestres, de los cuales al menos el 10% son especies nuevas.
Según Jaime, la estandarización de esta información es importante para ser cotejada en un futuro y evaluar temas que pueden ser amenazas como el cambio climático o, por ejemplo, más específicamente la sequía.
-¿Cuáles amenazas agregarías a la lista? ¿Son todas iguales a lo largo de Chile?
-No son las mismas, aunque hay algunas que sí se pueden repetir. Por ejemplo, en el norte tenemos una cuestión importante que es el cambio del uso del suelo para loteos (…). La mayor cantidad de población humana está inserta en el borde costero y con una destrucción gigante de los lugares únicos. El privado vende, lotea su parcela y hasta ahí llegó la población de los artrópodos y los grupos endémicos. También, los perros asilvestrados son un tema gigante en el norte porque afectan no solo a la fauna nativa cazando, sino que también la flora porque comen bayas, semillas o carroña. Además, hemos encontrado en casi todos los lugares que hemos ido, basura, plástico, en casi todos lados y en muchos lugares del norte.
-A propósito, hay un término que se usa para hablar del declive de los insectos, que es el insectagedón. ¿Qué opinas de este concepto? ¿también pasa acá?
-Definitivamente. Tenemos un paper en evaluación en el que hablamos de este tema. Nosotros estamos en una sexta extinción masiva, que estamos originando a través de los cambios del uso del suelo, el uso indiscriminado de pesticida o todo lo que está relacionado con las actividades agronómica en los valles transversales, que es brutal para las especies nativas. Tenemos un par de trabajos donde vemos la baja de poblaciones en sectores y el aumento de introducidas. No hay que olvidar que las especies exóticas también han repercutido directamente en las poblaciones de insectos nativos, porque empiezan a desplazar a estas especies; las atacan o se las comen. Creo que son 1100 especies naturalizadas e introducidas en Chile, de las cuales 110 son insectos. El tema del cambio climático en el país también es importante, esta desertificación que sigue avanzando hacia el sur de Chile. Y también está la venta ilegal (…). Un insecto de Atacama pega como si fuera del Sahara y tener un escorpión vivo de Atacama en un terrario, puede ser furor para algunas personas en Europa.
– ¿Crees que a la gente le falta saber más sobre los insectos que habitan en Chile?
-Yo creo que todo esto parte por el tema de los planes y programas desde el jardín infantil hacia adelante. Creo que información tenemos, pero siempre está el sesgo de enseñar una fauna que no es la chilena. Hay algunos esfuerzos, pero son creo que son todavía tibios en general (…). La levantada de información de los artrópodos empieza con la primera expedición en el desierto al desierto con Rodolfo Armando Phillipi, o sea, hay información de hace casi 200 años y eso se puede colocar desde el currículum inicial.
Los artrópodos del desierto florido
Hace dos semanas, Jaime llevó a su hijo a conocer el desierto florido que deslumbra en la Región de Atacama. El pequeño conoció el Parque Nacional Llanos del Challe, maravillándose con los mantos de colores que adornan los cálidos colores del desierto y también, con todo lo que florece, incluyendo a los queridos artrópodos que estudia su padre. “Yo quiero que él sepa qué es el desierto florido, independiente de lo que quiera hacer de su vida”, explica.